Después de desayunar en la estación, cojo un ICE hasta Berlin. Llueve un poco y voy pasando por campos llanos y cruzándome con trenes de cereales y algunos laguitos, que supongo serán restos de la retirada de los mantos glaciares.
Hay algún edificio nuevo en la explanada, como este que llamaban Kube.
El hotel esta a 10 minutos a pie
y hechas las formalidades salgo a visitar la ciudad de Lutero. Toda ella esta dedicada al recuerdo y conmemoración de Lutero: la casa donde vivió, la puerta de la iglesia donde la leyenda dice que clavo sus 95 tesis, su estatua en la plaza, y material de merchandaising. Yo creo que la mayor parte de los huéspedes del hotel habían venido a cursos o jornadas sobre la Reforma, por la edad y el comportamiento comedido que tenían.
La ciudad ha tenido su año de esplendor en 2017 que celebraba los 500 años de la publicación de sus tesis sobre las indulgencias, criticando que se recogiera dinero para las iglesias monumentales Romas a cambio de salvar almas del Purgatorio. Según decía, si el Papa tiene poder para sacar almas del Purgatorio, ¿por qué no las saca a todas gratis?.
Cuando estuve en Roma vi que todo aquel fausto desaforado de sus iglesias había llevado al cisma de Occidente, como decíamos antes.
La casa donde vivió con su mujer Catalina Bora y sus alumnos.
el patio del castillo
El arsenal, que anteriormente fue cuartel ruso en tiempos de la DDR, y ahora es el museo de la ciudad
Luego me fui a ver si llegaba al Elba, pero esta bastante alejado de la ciudad y desistí. Esta es la llanura de inundación que lo separa. Como los antiguos no eran tontos no ponían las ciudades justo al nivel del rio.
Volví al centro para cenar en un vietnamita del centro comercial, y poco a poco me retiré hacia el hotel, viendo los atardeceres del oeste centroeuropeo.
Un pequeño jardín construido sobre un bunker antiaereo. Intentaron volarlo, pero vieron que era mas sencillo cubrirlo.
Y mañana a Dessau
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